¿QUE TENGO LUPUS O FIBROMIALGIA?

La gran cantidad de síntomas distintos y coincidentes con otras enfermedades hace que demasiado a menudo los pacientes de fibromialgia estén diagnosticados erróneamente de otra dolencia y también se da el caso al contrario, pacientes con otra enfermedad, por ejemplo lupus, son diagnosticados de fibromialgia.

¿Qué es el lupus?

El lupus es una enfermedad potencialmente peligrosa que afecta aproximadamente a dos de cada mil personas. Los pacientes de lupus pueden ver afectada casi cualquier parte de su cuerpo, incluso gravemente los riñones, el corazón y el cerebro, aunque solo un pequeño número de pacientes llega a padecer un curso tan grave de esta enfermedad.

Los pacientes de lupus por regla general suelen sufrir dolores en las articulaciones, dolores musculares, fatiga y erupciones cutáneas.

Antes de un brote severo de esta enfermedad el paciente suele padecer un aumento del dolor en las articulaciones y un mayor nivel de fatiga. En los casos más graves estos brotes pueden derivar en una afección de algunos órganos internos llegando a poner en peligro la vida del paciente. El dolor y la fatiga tan extremos que se padecen y conocer el desenlace al que pueden conducir hace muchas veces que los pacientes presenten ansiedad y depresión e insomnio.

El tratamiento más común para el lupus es la prednisona acompañado de esteroides y es su médico el que debe decidir en qué dosis y si lo acompaña de algún otro fármaco además de considerar la posibilidad de que usted padezca de fibromialgia para optar por otro tratamiento distinto.

¿Qué es la fibromialgia?

La fibromialgia es una enfermedad de origen desconocido que se caracteriza por el dolor musculoesquelético, la fatiga intensa, alteraciones del sueño, alteraciones cognitivas, adormecimiento en extremidades y trastornos digestivos.

Es una enfermedad de difícil tratamiento que afecta aproximadamente a 20 personas de cada 1.000.

Estudios recientes han demostrado que aproximadamente un tercio de los pacientes con lupus desarrollan después  fibromialgia. El caso contrario, es decir que un paciente con fibromialgia desarrolle lupus después es extremadamente raro.

Los pacientes de fibromialgia padecen dolor crónico generalizado aunque hay puntos más dolorosos conocidos como “puntos gatillo” en los que una leve presión resulta muy dolorosa. Además del dolor, otros síntomas de la fibromialgia son la fatiga extrema, alteraciones del sueño, alteraciones cognitivas (olvidos frecuentes, dificultad para concentrarse), adormecimiento de las extremidades, trastornos digestivos y ansiedad y depresión relacionados con el cambio en su estado físico y su modo de vida.

Por si lo anterior fuese poco, los pacientes de fibromialgia suelen presentar además otras afecciones como síndrome de intestino irritable, dolores de cabeza por tensión, migrañas, síndrome de tensión premenstrual, intolerancia al frío, tinnitus y síndrome de piernas inquietas. Esta combinación de dolor y tantos síntomas suele ser frustrante para los médicos que después de hacer multitud de pruebas de imagen, análisis de todo tipo y exploraciones no encuentran evidencias de la enfermedad en las pruebas diagnósticas que arrojan siempre unos resultados normales. Por desgracia, no hay un análisis de sangre o una prueba de imagen que sirva para hacer un diagnóstico inequívoco de fibromialgia y por esto el médico debe ser extremadamente cuidadoso y realizar un historial exaustivo y utilizar todas las pruebas para descartar otras enfermedades y así llegar al diagnóstico de la fibromialgia.

Al tener tantos síntomas coincidentes entre la fibromialgia y el lupus, existe una lógica preocupación entre los médicos de que los síntomas diagnosticados como un brote de fibromialgia puedan ser en realidad un lupus subyacente que se está agravando. En caso de que existan dudas el médico debe prestar especial atención a cada uno de los síntomas que se han agravado, por norma general, los pacientes con lupus que sufren un brote presentan otros hallazgos; como evidencia de artritis generalmente con hinchazón articular, erupciones cutáneas, llagas en la boca, fiebre, caída del cabello o evidencia de alguna enfermedad orgánica específica, como pleuresía o cantidades microscópicas de sangre y proteínas en la orina. Además, en el lupus activo, los análisis de sangre, como la velocidad de sedimentación, a menudo se elevan, el recuento de blancos (particularmente el subconjunto de linfocitos) se deprime y a menudo hay un aumento en el nivel de anticuerpos anti-ADN. Ninguno de estos hallazgos es una característica de la fibromialgia; por lo tanto, la distinción entre un brote de fibromialgia y un brote de lupus no debería ser demasiado difícil si el problema se aborda convenientemente.

Para diferenciar entre una enfermedad y otra es de mucha utilidad saber  que los síntomas de la fibromialgia no responden a los corticosteroides, como la prednisona o incluso a agentes inmunosupresores, como la azatioprina, metotrexato o ciclofosfamida. Estos son medicamentos potentes e importantes para el tratamiento del lupus, pero a menudo traen efectos secundarios indeseables. Por lo tanto, hacer una distinción entre la sintomatología de la fibromialgia y la sintomatología del lupus es de gran relevancia práctica para decidir qué medicamentos usar.